



Bueno, bueno, bueno... ahora que si que empezamos la aventura, como ya dijimos fuimos a comprar el billete de tren, pero lo dificil venia ahora, coger el tren. En el hotel nos dijeron que la estacion estaba dos calles mas abajo y que se tardaban unos 15 minutos en taxi, ok! pero nadie nos dijo que una " calle " en Beijing es como varias veces la Gran Via, a todo esto era hora punta a saber hordas de chinos en bici, por mucho que os cuente o que imagineis, creerme, es una pasada, el taxista no podia acercarse a la acera para recogernos, imaginaos, en Holanda hay un carril bici donde cabe una bici, aqui en un carril "bici" caben dos coches.
Cuando el taxista nos recogio le tuvimos que ensenar el ticket del tren para que supiera la direccion, a medio camino nos dijo algo de que teniamos que andar al otro lado de la carretera, el se referia, que no nos podia dejar en la puerta de la estacion, sino enfrente y que nosotros cruzaramos, nosotros entendimos que debiamos bajarnos en mitad de la carretera (yo, Maria ), abri la puerta del coche y el taxista como loco salio a cerrarla, despues fue como un loco a la estacion pitando y cambiando de un carril a otro.
Finalmente cogimos el tren, solo habia chinos, todos nos miraban y se reian. Durante 2 horas intentamos entablar contacto con los chinos pero no tuvimos exito, finalmente, los chinos se hicieron nuestros amigos gracias a nuestra guia chino-espanol y a las fotos que teniamos en la camara de la ultima vez que fuimos a Espana.
Por fin llegamos a Datong, conseguimos encontrar el hotel y nos fuimos de paseo. Lo mejor fue la cena, entramos en un fast-food chino ( en vez de hamburguesas o pizzas, arroz y fideos ) y todos nos miraban, se reian, cuando nos pusimos en la cola, todos nos cedian su turno y nos miraban como si fueramos extraterrestres. El encargado se ocupo personalmente de nosotros, ayudandonos a escoger la comida pues todo estaba en chino. Cuando nos sentamos a comer, las dos unicas personas que hablaban ingles se acercaron a hablar con nosotros y el resto nos miraban como comiamos los fideos con palillos, se reian y decia " hallo".
Detalle de un dentista chino ( lo que lleva en la mano es la dentadura del pobre hombre que esta en la camilla).
Cuando el taxista nos recogio le tuvimos que ensenar el ticket del tren para que supiera la direccion, a medio camino nos dijo algo de que teniamos que andar al otro lado de la carretera, el se referia, que no nos podia dejar en la puerta de la estacion, sino enfrente y que nosotros cruzaramos, nosotros entendimos que debiamos bajarnos en mitad de la carretera (yo, Maria ), abri la puerta del coche y el taxista como loco salio a cerrarla, despues fue como un loco a la estacion pitando y cambiando de un carril a otro.
Finalmente cogimos el tren, solo habia chinos, todos nos miraban y se reian. Durante 2 horas intentamos entablar contacto con los chinos pero no tuvimos exito, finalmente, los chinos se hicieron nuestros amigos gracias a nuestra guia chino-espanol y a las fotos que teniamos en la camara de la ultima vez que fuimos a Espana.
Por fin llegamos a Datong, conseguimos encontrar el hotel y nos fuimos de paseo. Lo mejor fue la cena, entramos en un fast-food chino ( en vez de hamburguesas o pizzas, arroz y fideos ) y todos nos miraban, se reian, cuando nos pusimos en la cola, todos nos cedian su turno y nos miraban como si fueramos extraterrestres. El encargado se ocupo personalmente de nosotros, ayudandonos a escoger la comida pues todo estaba en chino. Cuando nos sentamos a comer, las dos unicas personas que hablaban ingles se acercaron a hablar con nosotros y el resto nos miraban como comiamos los fideos con palillos, se reian y decia " hallo".
Detalle de un dentista chino ( lo que lleva en la mano es la dentadura del pobre hombre que esta en la camilla).